OFICINA DE TURISMO (en Villaviciosa):
Casa de los Hevia.
Calle Agua, 29, Villaviciosa, Asturias.
Horario julio y agosto:
L a D, 10 a 14:30h y 15:30 a 18h.
Horario primavera y verano:
X a D (L y M cerrado), 10 a 14:30h y 15:30 a 18h.
Horario otoño e invierno:
M a S (D y L cerrado), 10 a 14:30h y 15:30 a 18h.
Tazones es una coqueta y pequeña villa marinera que se puede disfrutar en un pequeño paseo por sus calles estrechas y empedradas.
Se caracteriza por sus casas de paredes blancas y balcones, puertas y ventanas de madera pintadas con fuertes colores.
De uno o dos pisos, las encantadoras casitas se van escalonando en las laderas de las montañas que rodean la pequeña bahía con su puerto de pescadores.
Su bello casco viejo lo conforman solo dos barrios, San Roque y San Miguel, separados por la calle principal. Fue declarado Bien de Interés Cultural y Conjunto Histórico Artístico. Y también fue incluido entre los Pueblos Más Bonitos de España.
Destaca la Casa de las Conchas, que te descubrimos más abajo.
En marea baja pueden verse algunas icnitas o huellas de dinosaurios en la parte oriental de la playa (derecha mirando al mar), en dos zonas de roca más allá de donde termina el área de arena.
El plan perfecto es venir a saborear el pescado recién salido del mar a uno de sus restaurantes, siempre con reserva previa, y dar un paseo por la villa antes o después del banquete.
Seguramente sea la vivienda particular más fotografiada de Asturias y entre las primeras de España.
Se trata de una casa marinera más de la villa cuya fachada fue completamente decorada con conchas y caracolas de mar por el dueño, José Ramón Gallego Rebollar.
La casa ha sido de su familia desde antaño. Su abuelo y su padre eran pescadores, pero tuvieron que emigrar a Gijón cuando José Ramón tenía 9 años.
Aún así, la familia venía los fines de semana a esta casa, y a primeros de los años 80 encontró en el ático conchas y caracolas que su abuelo había almacenado durante años. Y comenzó a decorar los maceteros que decoran la entrada.
Vió que se iba a quedar corto de conchas y comenzó a recoger más en las playas limítrofes y pidió la colaboración de los pescadores para traerle más.
Así fue decorando numerosos maceteros y en 1985 decidió decorar también la fachada.
Para ello, tuvo que intensificar la recogida de conchas y caracolas, acudiendo a la cooperativa de pescadores, las granjas de marisco de la zona y la ayuda de sus amigos y conocidos.
Como quería primar la calidad estética frente a la cantidad, debió dedicar muchísimo tiempo a limpiar, seleccionar las adecuadas, clasificar por formas, tipos y colores, y descartar todas aquellas que no cumplían un mínimo.
Primero cubrió la parte baja de la fachada y años después todo el exterior de la vivienda, incluyendo toques de humor como la divertida cara “centollesca” fumando.
Terminó en 2018, tras 33 años de meticulosa dedicación totalmente desinteresada, en su tiempo libre, sin cobrar por ello, asumiendo los costes de reposición, mantenimiento y conservación, incluido el barnizar cada poco tiempo toda la superficie para que la proximidad del mar no deteriore las piezas.
Una gran obra de arte que merece el reconocimiento público, creando uno de los iconos y una de las principales atracciones para los visitantes de esta preciosa villa asturiana.
Durante este tiempo, toda persona que pasa por aquí la inmortaliza para el recuerdo. Si cobrase 1€ por cada foto sería una persona rica, pero no es así. Solo verás un pequeño cartel donde te agradece una pequeña aportación para contribuir al mantenimiento de la obra.
Aunque no debería ser necesario decirlo, por favor: respeta la obra y no entres dentro de la casa. Algunas personas han roto conchas y caracolas o han penetrado hasta donde han podido en su afán por hacerse una foto.
Debemos ser cívicos y respetar una obra que lleva mucho trabajo y que, más allá de que sea una propiedad privada, gracias al esfuerzo y la generosidad de José Ramón se ha convertido en patrimonio de todos.
La inmensa mayoría de los restaurantes de Tazones ofrece una carta similar de pescado y marisco fresco y algunos arroces.
Para facilitarte elegir dónde comer, no te pierdas la mejor selección de restaurantes de Tazones, Lastres y Ribadesella.
Debido a su pequeño tamaño, la aldea de Tazones cuenta con pocos alojamientos en la misma villa, pero hay bastantes en sus alrededores.
De la misma villa destacamos el modesto y pequeño Hotel El Pescador*, que destaca por su ubicación junto al mar, el Apartamento San Miguel (2 personas + sofá cama) y el Apartamento Tazones (4 personas).
En los alrededores hay alojamientos muy recomendables:
- Apartamentos El Faro Unkemt (6 apartamentos desde 2 a 4 personas).
- Apartamentos Monterodiles (14 estudios y apartamentos desde 2 a 5 personas).
- Casa rural Stella Maris (6 personas).
- Casa rural con piscina Villa Siena (12 personas).
Y si vas en pareja o solo, no te pierdas las encantadoras y románticas casitas que la gente de Kabania tienen por la zona. Y aceptan mascotas. Puedes verlas y reservarlas en su web www.kabania.net:
- Casita Kabania El Mar (2 personas).
- Casita Kabania El Acantilado (2 - 3 personas).
Y si quieres más opciones en la costa asturiana cercana te será muy útil nuestra guía de LOS MEJORES HOTELES DE RIBADESELLA.
Hay muchas posibilidades de diversión:
Qué hacer en Ribadesella y alrededores.
Al pueblo de Tazones está prohibido entrar con vehículo (salvo residentes y proveedores), por lo que han habilitado un parking gratuito justo a la entrada.
Desde aquí son tan solo 4 minutos andando hasta la misma orilla del mar.
Al menos desde el siglo XIV, Tazones fue puerto ballenero, como casi todos por este litoral, y alcanzó cierto esplendor en los siglos XVI y XVII también comerciando con los principales destinos como Francia, Holanda e Inglaterra. Era el puerto comercial de la próspera ciudad de Villaviciosa.
Hoy día la actividad del puerto se limita a pesca de bajura, sobre todo para dar servicio a los restaurantes.
Pero hay un hecho histórico que eleva a legendaria a esta humilde villa de pescadores.
Tazones fue lo primero que conoció de España el futuro emperador Carlos V (1500 - 1558) cuando llegó a la península.
En 1516, Carlos, el nieto de los Reyes Católicos fue nombrado por su abuelo gobernador de los reinos de Castilla, de León, de Aragón y de las múltiples tierras que gobernaban los Reyes Isabel y Fernando.
El cargo de gobernador en vez de monarca se justifica porque la heredera del trono era su madre, Juana I de Castilla (Juana “la loca”), pero como se la considerada enferma, para la administración de los reinos en su nombre se eligió a su hijo Carlos, de 16 años.
Un año más tarde, Carlos I partió desde Países Bajos hacia el puerto de Santander, para ser refrendado como rey y asumir su tarea de gobernar en nombre de su madre.
Debido a una tormenta y a vientos desfavorables, la flota de 40 barcos se desvío de su ruta hasta la costa de Villaviciosa.
Y el 19 de septiembre de 1517 desembarcaron en la pequeña aldea de Tazones, y el monarca durmió en la Casa de los Hevia de Villaviciosa. Rápidamente emprendieron camino por tierra hacia Tordesillas para obtener de su madre el permiso para gobernar y pocos días después a Valladolid, donde se encontraban por aquel entonces las Cortes de Castilla.
Tras la muerte de su otro abuelo, Maximiliano I de Habsburgo, en 1530 fue nombrado Carlos V, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico por el papa Cemente I, el hombre más poderoso de la tierra.
Este desembarco en Tazones lo recrean los vecinos cada mes de agosto, evento declarado de Interés Turístico.
Fotos: Iñigo Quintanilla (Best Rural Spain).
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